Tras la brisa otoñal canta un pájaro
Rojo, resuena su melodía entre los
Arboles que empiezan a perder ya sus hojas;
Nogales, hayas, algún sauce que solloza. Su
Quejido ligero atraviesa el bosque, danza, se detiene,
Unta en el agua su reflejo.
Instantes antes una niña camina sola entre
Las roncas ramas de los robles. Sus frutos en trébol
Invitan a cosechar la buena suerte.
Dádivas de luz iluminan su camino, ella dibuja
A su paso un nuevo día mientras los cucos
Dicen adiós con nuevos ojos.
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